Ante el inminente envejecimiento de la población, es cada vez más común encontrarse a personas mayores en situaciones desfavorables a la hora de tomar decisiones.
La capacidad de obrar por uno mismo y de tomar sus propias decisiones está estrechamente ligado a la dignidad de la persona. La edad por sí sola no debe convertirse en una limitación a dicha toma de decisiones.
Envejecer conlleva el declive biológico y el deterioro de las funciones cognitivas de la persona mayor, colocándola en una situación de vulnerabilidad que hace necesaria su protección.
Se trata de dotarles de una serie de herramientas de apoyo que les permitan continuar ejerciendo sus derechos con normalidad en un entorno seguro.
La importancia del Notario.
El papel del notario es crucial como herramienta de apoyo a la persona mayor y la reforma llevada a cabo por la Ley 08/2021 en materia de discapacidad así lo recalca.
El notario, caso a caso, y atendiendo a las circunstancias concurrentes (mentales, médicas, funcionales y sociales) de cada persona mayor que acude a la notaría valora si efectivamente comprende la decisión que quiere tomar y si es conocedora del alcance de dicha decisión. Para ello, una conversación a solas con dicha persona puede ayudar a aclarar la situación (física) en la que se encuentra, su grado de independencia en la vida diaria, su capacidad funcional y física, la presión a la que se puede estar exponiendo…. Con preguntas sencillas el Notario puede hacerse idea del grado de discernimiento, comprobando su capacidad para retener la información que se le facilita, su nivel de comprensión, su poder para analizar los riesgos y beneficios de la decisión que desea tomar….
Tras todas las comprobaciones oportunas y necesarias, el Notario puede tener que denegar su actuación porque la persona no supere esas pruebas básicas o no cuente con el grado de discernimiento exigido para la decisión que pretenda tomar. Por el contrario, si el notario considera que esa persona sí cuenta con ese grado de discernimiento se encargará, en todo momento, de aclararle todos los puntos importantes a esta persona para que no haya intervenciones o presión por parte de externos y pueda tomar su decisión con total tranquilidad y seguridad.
En conclusión, será el notario, en cada caso, el que considere si esa persona mayor tiene la capacidad para decidir o si necesita el apoyo o ayuda de alguien para esa toma de decisiones. Las exigencias de cada situación varían en gran medida y depende de la persona mayor implicada, de los familiares o acompañantes y del tipo de documento en juego. Por ello, el papel del notario y su juicio crítico son de vital importancia.
Aunque sin olvidar, que es responsabilidad de todos poder proteger los derechos y libertades de las personas en situación de vulnerabilidad